viernes, 7 de febrero de 2014

Capítulo 17 : El adiós

Me levanté con un vacío en mi interior pero debía ir a verle, le llevaría un regalo para su hijo y su postre favorito: las fresas. Siempre le encantaban y se las comía todas sin darme ninguna. Por un momento sonreí recordándolo, pero no debía dejarme llevar por los recuerdos.

Fui a comprar lo que necesitaba y me encaminé al hospital para verle, estaba nerviosa pero debía comportarme como su amiga.

Llamé a la puerta y , como no, Emma estaba allí con Ted. Estaban en plan familia feliz, intentaba soportarlo.

- ¿Se puede?
- Si - dijo ella - me vienes muy bien, yo iba a casa a dejar a Ted, necesita dormir un poco allí y asearse, ¿puedes quedarte con Graham unas horas?

Miré la cara de Graham, no era la cara de la alegría por tener que quedarse conmigo pero bueno, asentí sin decir nada. Emma abandonó la habitación y entonces le miré, seguía con esa mirada fría, era dolorosa.

- Hola - dije casi con miedo - vine a verte y te traje algo
- ¿A mi? ¿Vas a intentar hacerme recordar?
- No - dije sacando la cesta - son fresas, se que son tus favoritas y creo que hace tiempo que aquí no te traen unas
- ¡Vaya! ¡Me encantan! - dijo casi con una sonrisa - ¿Como lo sabías?
- Ya lo sabes, tu y yo teníamos algo especial
- Ya
- También traje este peluche para tu hijo, espero que le guste
- Vaya gracias - me miró - aún me cuesta recordar tu nombre, es raro
- Es Daenerys, Dany es más corto
- Pues entonces Dany, gracias por todo

Le acerqué una fresa para que comiera, se le veía contento.

- Ya se que no me recuerdas pero quiero ser tu amiga
- Vale Dany

Su mirada se relajó al igual que su cuerpo, durmió hasta la vuelta de Emma. Cuando me despedía de ella me pidió que me quedase esa noche, que estuviese con el, Ted necesitaba a su madre y yo ...estaba sola. Accedí, sabía que el no querría pero bueno.

Mientras dormía acaricié su pelo, le miraba, siempre me gustó verle dormir. Decidí besar sus labios con mimo, no quería que despertase y se enfadase de nuevo conmigo. Menos mal que fue un beso rápido, cinco minutos después estaba despierto.

Cuando llegó la cena no quiso tomar nada, solo quería unas fresas. Cogí una para comérmela y al momento me reprendió.

- Deja alguna para Emma
- Yo las traje para ti, no para ella, ella solo intenta reconquistarte porque no la recuerdas
- Eso no es así, no te conozco, no se quien eres
- ¡Soy Daenerys! ¡Tu novia! - grité - no quieres conocerme porque quieres quedarte con lo que tienes, quieres vivir en el pasado antes que en el presente
- Eso no es así
- Claro, entonces dime que no la has besado, dime que no te la has tirado en esa cama en la que estás ahora
- ¡No te recuerdo!
- ¡Pero yo si! - tiré el vaso de agua del que bebía - yo si lo recuerdo

El vaso se rompió en miles de pedazos como mi corazón cuando no negó el haberse acostado con ella. Era muy doloroso, miré mi mano y tenía un corte, estaba sentada contra la pared, llorando y sangrando por un hombre que no recordaba todos los momentos conmigo, que me miraba asustado desde su cama. Se acercó un poco a mi.

- ¿Estás bien?

Negué con la cabeza. No quería que me tocase, no quería que sintiera lastima por mi pero ahí estaba, con su cara de no haber hecho nada malo, pero parecía preocupado. Intento tomar mi mano con el corte entre las suyas y la retiré.

- ¡No me toques!
- Pero tienes una herida
- Da igual ... quedate con tus fresas, con Emma y con tu hijo , nunca pensé que fueras tan cobarde como para no intentar conocerme y recordarme
- No soy un cobarde, no te conozco
- Eres un cobarde el mayor cobarde del mundo

Me agarró por el cuello y me levantó del suelo, apretaba contra la pared, se me cortaba la respiración, mis lágrimas empapaban sus manos. Al momento me soltó, tomé aire sonoramente y se veía arrepentido pero furioso.

- No vuelvas a decirme cobarde
- Cobarde , eres un cobarde, ni siquiera te molestas en conocerme

Dio un puñetazo al lado de mi cabeza pero ni me inmuté, se separó de mi totalmente confuso y cogió su teléfono, supuse que estaba llamando a Emma. Se encerró en el baño, le grité una vez más cobarde, cogí el peluche y tiré las fresas.

Respiré hondo por unos segundos y cuando le oí colgar le dije en la puerta.

- No vas a verme más, te dejo la llave de la casa de Daniel encima de la mesa, para que puedas vivir con tu familia. No me busques más, no me mires más, no me digas nada hasta que dejes de ser un cobarde.

Al salir me crucé con Emma.

- ¿Qué le has hecho? - me dijo con furia
- Ya es todo tuyo, ¿no es lo que querías?
- Pero es el padre de tu hijo
- No estoy embarazada
- ¡Ya sabía que mentías! No me enseñaste el test de embarazo cuando lo hiciste

Miré en el bolso, por suerte aún no lo había tirado . Le tiré con el test positivo a los pies y la miré enfadada.

- No me llames mentirosa, dio positivo pero un médico me dijo que estaría defectuoso, y que en caso de haberlo estado por el estrés lo habría perdido , ¿contenta? Deberías estarlo, solo has venido a causar problemas, confié en ti y eso que sabía desde el primer momento que ibas detrás de mi novio... bueno, ahora es todo tuyo. Si quieres una fresa cómetela del suelo, que es donde ha quedado tu reputación como persona.

No quería oír la replica que tenía preparada para mi, salí de allí rápido. Esta vez estaba sola para llevar mis cosas al bosque, a lo profundo del bosque, cerca de mis dragones.

Dejaría a la Plata en el establo de Daniel e iría a verla a menudo pero esa noche me fue de gran ayuda para transportar mis cosas y demás. Puse un plástico a modo de tienda, como cuando convivía con los Dothrakis. Esa noche iba a llover mucho tanto dentro como fuera.  No sabía que una persona podía llorar tanto por otra, tenía el corazón destrozado.

Drogon asomaba su morro por la cueva, se acercó hasta darme en la cara mientras estaba tumbada, fue la única calidez que sentí en días. No le diría a nadie donde estaba, intentaría ir a casa de Drogo a adecentarme, necesitaba hacer algo para mantener las horas muertas en el bosque. Esas eran las peores. Solo me hacían pensar en el.